Obviamente esto no es cierto. ¿De dónde viene la frase?
Es una metáfora. Si pasas mucho tiempo esperando a que algo suceda, parecerá que tarda una eternidad. Pero si lo dejas de lado y te ocupas de otra cosa mientras tanto sentirás que llega mucho antes.
Es como cuando eras niño y los días previos a la Navidad parecían interminables. Contar los días que faltan para que llegue hace que se sientan eternos.
Exacto. En otras palabras: el que espera, desespera.
La frase proviene de la preparación del té. No se debe dejar que el agua hierva a borbotones, porque quemará el té y afectará su sabor. La expresión ha evolucionado para significar que las cosas no suceden cuando las estás observando o que parecen tardar más porque las estás vigilando. El significado original era básicamente “Si haces tu trabajo correctamente, obtendrás buenos resultados”.
De la preparación del té, o para mi cuando estoy revolviendo una salsa en la cocina. Revuelves, revuelves, mejor ve por tu teléfono, esta salsa tardará una eternidad. Dejas la salsa por treinta segundos y al volver te encuentras con que ha terminado de cocinarse sin que la hayas estado vigilando (con suerte no se te ha quemado!).
La verdad es que no hay ninguna base científica que respalde la idea de que mirar el agua evite que hierva. Es más bien un dicho popular, una especie de superstición o refrán que se ha transmitido a lo largo del tiempo.
Probablemente se originó como una forma de expresar la idea de que la paciencia es una virtud. Al decir que el agua no hierve si la miras, se sugiere que las cosas buenas llevan tiempo y que apresurar los procesos no siempre es la mejor solución.
Para mi tiene algo que ver con la percepción del tiempo.
Si estás prestando atención a algo, tu sentido del paso del tiempo será más lento, ya que la concentración ralentiza activamente el sentido del tiempo en tu cerebro. Por el contrario, si no estás concentrado en algo, tu percepción del paso de tiempo será más ligera. Cuando no estás concentrado en los estímulos externos, solo estás procesando tus pensamientos, que se procesan más lentamente cuando no están filtrados por estímulos externos.
Entonces, cuando miras un reloj durante varios segundos sin contarlos, parecerá que el minuto tarda más en pasar, pero si miras al techo con un haciendo un sonido cada vez que pasa un minuto, y estás pensando cosas al azar, es más probable que pienses que el minuto ha pasado más rápido y has escuchado el pitido antes de tiempo porque tu cerebro está concentrado en los pensamientos de procesamiento lento, en lugar del pensamiento recurrente de cuándo va a acabar el minuto.